El bloqueo económico, comercial y financiero y la política hostil de los gobiernos norteamericanos contra Cuba han causado graves daños al Sistema de Salud cubano, al entorpecer de manera sistemática la adquisición de tecnologías, medicamentos, materias primas, reactivos, medios de diagnóstico, equipos y piezas de repuesto, además de medicamentos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, entre otras.
Esta se incluye entre las causas que encarecen aquí la atención médica, un servicio que no obstante se presta de manera continua, universal y gratuita para todos los residentes en el territorio nacional, sin distinción de raza, credo, criterio político o estatus social.
Son incontables los ejemplos del impacto del bloqueo en el presupuesto del Estado cubano destinado a la Salud Pública.
Sirva para muestra un solo botón: la firma norteamericana "Rashkind" produce un catéter denominado"catéter balón" utilizado en un procedimiento pediátrico de gran complejidad que, al no poder comprarse en los Estados Unidos al precio normal de 110 dólares por unidad es preciso adquirirlo a 185 dólares en otros mercados, sin contar el costo de transportación.
Existe además un grupo numeroso de medicamentos directamente relacionados con la supervivencia de los pacientes, tales como antibióticos, antimicóticos y reguladores inmunológicos, producidos por firmas norteamericanas, que no están disponibles en nuestras salas de terapia, porque oficialmente no pueden ser importados desde ese país ni comprados a terceros por la fuerza del bloqueo.
Cuba no puede adquirir tecnologías de punta que controla Estados Unidos como la necesaria para el Programa de Atención ambulatoria al Paciente Renal Crónico, inmunosupresores modernos o Dializadores con membranas sintéticas, entre otras tantas.
Ante tal realidad, se multiplica por dos, tres o cuatro veces el costo del paquete que demanda cada paciente ingresado, una consulta o cualquier cirugía o atención especializada que salva vidas y preserva el bienestar de nuestro pueblo, el cual, sin embargo, no paga un solo centavo por tal beneficio que constituye uno de más respetables derechos en el sistema social cubano.
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