Por: Hugo Chinea
La descontextualización es una astucia. No puede pasar, no puede ser vendida como un análisis serio de la realidad cubana. A medio siglo de un proceso que no ha dejado de ser cambiante y dinámico, caracterizado precisamente por su capacidad de adaptación según las circunstancias, suprimir los contextos es más que un crimen de lesa ignorancia: es una acción consciente de desvalorización.