sábado, 12 de enero de 2013

#YoaniSánchez (#YoaniFraude) arremete contra la prensa y los médicos de Cuba por revelar sus fraudes mediáticos

 
Hashtag de Twitter #YoaniFraude

La larguísima trayectoria mediática de Yoani Sánchez, que durante los años ha crecido de intensidad, ha tocado su punto más alto y ha empezado a caer hacia un inevitable punto cero, el merecido báratro en el que esta mujer, a pesar de contar con el respaldo de las más poderosas potencias del mundo, precipitará por no haber sido capaz de germinar en la sociedad civil cubana, una sociedad que la rechaza y repudia vehementemente por sus lazos con el omnipresente vecino y su congénita aptitud para la estafa periodística. Su último trabajo es un ejemplo más de este repentino declive ya que, si antes era capaz de fabricar mentiras al menos verosímiles, ahora parece haber perdido cualquier sentido común, de pudor y de fantasía.

En su último texto, El Paciente, publicado en su extranjera bitácora, la fraudolenta bloguera -tratando la cuestión de la privacidad de los pacientes- arremetía contra los medios y los médicos cubanos y los acusaba de violar la intimidad (los primeros) y el juramento hipocrático (los segundos) y utilizar los archivos médicos como herramienta ideológica. Así, citaba unos casos concretos en los cuales los medios cubanos han -efectivamente- difundido informes médicos de unos 'pacientes'.

De esa pequeña lista de casos, se entendían perfectamente las prioridades éticas de la farsante comentarista. Citaba, en primer lugar, el caso de ciudadano norteamericano Alan Gross, contratista de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), encarcelado en Cuba por crímenes contra la seguridad del Estado, y criticaba la difusión de un informe médico por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) para asegurar que Gross no padecía cáncer y así desmentir otro embuste mediático reiterado -durante semanas- por la mayoría de los medios internacionales, con unos de los cuales ella personalmente colabora.

Luego, con intentos conmovedores, hablaba del caso de la madre de Orlando Zapata Tamayo, el delincuente común que en 2010 -tras una huelga de hambre para obtener lujosas mejoras carcelarias en su celda- murió y fue convertido especularmente en un preso político y mártir por la llamada disidencia cubana. Así, criticaba el hecho de que la prensa cubana había difundido un video grabado con una cámara oculta, donde Reina Tamayo (la madre de Orlando) agradecía los médicos que atendieron a su hijo, mientras que públicamente la misma mujer hablaba de tortura y de homicidio y, sucesivamente en Miami, denunció la ‘falta de atención médica a tiempo que provocó la muerte de su hijo’.

Pero la saga no se quedaba ahí. Sánchez hablaba también del ridículo caso de Marta Beatriz Roque, a la que -sin mencionarla claramente- calificaba de disidente que se sintió mal mientras realizaba un ayuno. En ese sentido hay que recordar que la huelga de hambre de Roque -el pasado septiembre- fue una comprobada estafa mediática, ya que mientras los medios de todo el mundo anunciaban la inminente muerte de la diabética e hipertensa huelguista, la llamada disidente recibía comida diaria por su vecino a través de la ventanilla de su cuarto y se comunicaba telefónicamente con varios gerentes de Miami. Todo esto fue denunciado por la prensa cubana.

Finalmente llegaba el caso más ‘vistoso’, es decir cuando la ‘policía política cubana secuestró y golpeó brutalmente’ a la misma Yoani Sánchez en noviembre de 2009. Los medios internacionales, sin prueba alguna de los hechos, otorgaron confianza completa al cuento de la bloguera que obtuvo una inimaginable resonancia mediática, a pesar de la total inexistencia de signos o huellas que comprobasen la hipótesis de la agresión (algo que fue confirmado por los médicos que la visitaron).

Ahora’, concluía Sánchez, ‘los mismos medios oficiales que han utilizado la intrusión en los archivos médicos como herramienta ideológica, defienden el secretismo sobre el estado de salud de Hugo Chávez’. Es decir, el único de estos casos donde un enfermo está realmente enfermo, según Yoani Sánchez, debería ser publicado y convertirse en algo de dominio público.

Decir que un preso extranjero gozaba de buena salud, mientras que la prensa de medio mundo lo dibujaba como enfermo de cáncer. Difundir la versión originaria de una madre que acababa de perder a su hijo y que todavía no había sido acercada por la llamada disidencia y sus intentos de especulación. Desenmascarar a dos tristes farsantes, Marta Beatriz Roque y la misma Sánchez, y desmontar sus shows mediáticos, la huelga hasta la muerte y el secuestro al estilo ‘siciliano’. Estos han sido los errores de la prensa cubana y de los médicos cubanos. No han protegido a estos farsantes, han denunciado públicamente unas verdaderas estafas, unos auténticos fraudes.

A pesar del vergonzoso intento de asociar estos casos con la real y grave enfermedad del Presidente Hugo Chávez, queda muy evidente la verdadera razón por la cual Yoani Sánchez arremetía contra los medios y los médicos cubanos. Ellos se han metido en sus asuntos (personalos o promocionados por ella) y han enseñado al pueblo de Cuba (y al mundo) los ridículos fraudes de #YoaniFraude.

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