sábado, 23 de marzo de 2013

#YoaniSánchez y el legado de la Primavera negra

Disidentes cubanos
Quiero homenajear y recordar a esos periodistas independientes, activistas y opositores pacíficos. Ellos crearon un camino que nosotros continuamos ahora (…) Hicieron una oposición de la que nos sentimos herederos a pesar de toda la censura y represión”.
Con esas palabras, el pasado 18 de marzo, la bloguera cubana Yoani Sánchez -durante su gira por Estados Unidos- recordaba, en sintonía con muchos medios internacionales, el décimo aniversario de la llamada ‘Primavera negra’ cubana, es decir, ese 18 de marzo del 2003 cuando varias investiagciones de las autoridades cubanas llevaron al encarcelamiento de 75 ciudadanos de la Isla, quienes fueron condenados a largas penas carcelarias bajo la acusación de colaborar con una potencia extranjera y enemiga con el fin de perjudicar los intereses vitales del país, de conformidad con el artículo 91 del código penal cubano que -reflejando lo jurídicamente establecido prácticamente por todos los países del mundo- afirma: “El que, en interés de un Estado extranjero, ejecute un hecho con el objeto de que sufra detrimento la independencia del Estado cubano o la integridad de su territorio, incurre en sanción de privación de libertad de diez a veinte años o muerte”.
 
Paradójicamente, aunque no mucho ya que se trata de la ‘dictadura cubana’, esos delincuentes, que atentaron contra la seguridad de su propio país, fueron inmediatamente convertidos en prisioneros políticos o de conciencia por la mayoría de los medios internacionales -que desde entonces han llevado a cabo una gigantesca campaña mediática en apoyo a dichos presos- y todavía hoy son utilizados por los llamados disidentes cubanos, como las Damas de Blanco, esposas y madres de esos criminales, o la citada bloguera, quienes pretenden destacar el legado pacífico de esos prisioneros. Veamos entonces de que herencia se trata.
Emblemático es el caso del más mediático y popular integrante de este grupo, el doctor Óscar Elías Biscet para el cual el respaldo político internacional se ha extendido hasta asegurarle la Medalla Presidencial de la Libertad concedida por el Gobierno de Estados Unidos (2007), una nominación para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia (2009) y dos nominaciones para el Premio Nobel por la Paz (2010 y 2011).
A pesar de ese enorme respaldo mediático para construir la imagen de un disidente pacífico que lucha contra un régimen represivo por la libertad de su pueblo, no es difícil enterarse del verdadero carácter de Elías Biscet y de ahí entender definitivamente quienes eran esos llamados presos políticos y, sobre todo, quienes son los que hoy en día afirman actuar siguiendo sus herencias y sus caminos.
 
En ese sentido, en primer lugar, sólo hace falta echar un vistazo en su cuenta de twitter para darse cuenta de que se trata de un extremista político y religioso -casi fanático- con delirios de superioridad moral y con una clara connotación anticubana. Veamos unos pocos ejemplos.
El 15 de noviembre (2012), pocos días tras la votación casi unánime de la Asamblea General de Naciones Unidas que pidió por vigésimo primer año consecutivo el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra el pueblo de Cuba y que afecta dramáticamente la vida de todos los cubanos, Biscet celebraba los únicos tres votos contrarios al levantamiento y escribía: “EUA, Israel y Palaos condenan la política dictatorial del régimen Castro-estalinista. Ellos apoyaron la libertad del pueblo de Cuba”.
El 24 de febrero (2013) publicaba este mensaje: “Mario, Armando, Pablo y Carlos en nuestros recuerdos. Pilotos humanistas asesinados por los Castro. No al indulto de los espías castristas”. El escrito se refería al aniversario de derribe de las dos avionetas de la organización terrorista miamense Hermanos Al Rescate que violaron el espacio aéreo cubano y fueron abatidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Con ese post, Biscet apoyaba claramente los que violaron el espacio aéreo cubano y, al mismo tiempo, pedía al gobierno norteamericano mano dura contra los Cinco antiterroristas cubanos, es decir, agentes cubanos -infiltrados en organizaciones terroristas radicadas en Estados Unidos- que intentaban evitar atentados contra su propio país, como los que sufrió Cuba en la década de los noventa.
Sin embargo los ‘aforismos’ de Biscet que haría falta recordar son numerosísimos y es prácticamente imposible reproducirlos todos. Hagamos entonces un rápido recurrido por los más atractivos de los últimos tiempos, es decir, los que más llaman la atención sobre su mentalidad.
Jerusalén, capital eterna del Estado Judío de Israel. Su protección asegura la estabilidad del mundo Occidental. Dios la bendiga.” (16 de julio 2012)
 
Felices los que esperaron en ti. Netanyahu debe concluir su obra de judaizar Jerusalén, la eterna e indivisible capital fundada por David”. (25 de enero 2013)
 
“¿Por qué los Presidentes latinos quieren a la dictadura castro-estalinista? ¿Añoran su posición de autócrata? Gracias Canadá y USA”. (14 de abril 2012, cuando Cuba fue excluida de la Cumbre de Cartagena)
 
Moderar las leyes Libertad, de Ajuste y Posición Común vivifica la dictadura de Castro, y estimula las violaciones de los Derechos Humanos
Claramente se trata de pensamientos personales y solamente pueden ser condenados moralmente como indecentes y repugnantes, aunque sería bastante lógico preguntarse cómo es posible que alguien que denuncie falta de libertad y extrema represión en un régimen castro-estalinista goce de semejante libertad para poder hacer afirmaciones tan fuertes y críticas o bajo cuál sentido común alguien que apoya la judaización de Jerusalén, es decir, una auténtica limpieza étnica por parte del genocida y neocolonial Estado de Israel, pueda definirse un pacífico defensor de los derechos humanos.
 
Pero más que su fanática postura antiprogresista, antiárabe y pro-imperialista, vale la pena destacar un acontecimiento que enseña sin duda alguna el definitivo odio anticubano que caracteriza a ese ‘hombre pacífico’ y, quizás, a los actuales seguidores de su camino. Se trata de un evento que tuvo lugar el 16 de febrero de 2012, cuando Biscet intervino por vía telefónica en una sesión del Congreso de Estados Unidos. Sus declaraciones son verdaderamente aclaradoras.
 
En esa ocasión, Biscet así se presentó frente a los congresistas: “La Cuba en que yo vivo es una sociedad del miedo. Está dirigida por un régimen totalitario de tipo comunista-estalinista del año 1959 que tiene como característica esencial de ser antisemita, antiamericano y anti-negros.
Tras denunciar -sin pruebas ni huellas alguna- torturas, golpes e intentos de asesinarlo, continuó con elogios a las leyes injerencistas norteamericanas, como la Ley Helms-Burton, una ley que recrudeció el bloqueo contra Cuba para provocar el fracaso del proceso revolucionario tras el derrumbe del campo socialista, y solicitó una más activa presencia internacional: “Ustedes aprobaron la Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática con Cuba (Ley Helms-Burton) en 1996. Este magnifico instrumento jurídico-político, aplicado en todos sus capítulos y artículos, estimularía a todas las naciones libres a la solidaridad y a la búsqueda de cambios que convienen a la libertad y democracia del pueblo cubano”.
Luego pasó a contar un largo y escandaloso panfleto para describir la peligrosidad de la política exterior del gobierno cubano y luego hacer un llamado claro y abierto a una intervención militar preventiva de Estados Unidos contra Cuba: “La dictadura de los hermanos Castro ha estado en todos los eventos mundiales condenables. (...) Apoyo incondicional a la invasión del imperialismo soviético en Checoslovaquia en 1968 y en Afganistán en 1979. (...) La expansión de Rusia a Georgia. Defensa de los regímenes despóticos de Milóshevich, Saddam Hussein y Ghadaffi. Entrenamiento militar y logístico a las narco-guerrillas de Colombia. La presencia de bases de operaciones de los extremistas musulmanes de Hazebolá y Hamás en Cuba. De continuar esa política de indiferencia ante la jerarquía comunista cubana, me temo que en pocos tiempos tendremos una nueva crisis de los cohetes, al estilo del octubre de 1962, entre Irán, Venezuela, Cuba y Estados Unidos. Mañana celebraremos cono orgullo el cuarto aniversario de la independencia de Kosovo. (...) Ustedes los americanos le prometieron a los albano-kosovares su decidido apoyo a la independencia. Lo hicieron con tanta firmeza, honor y amor que sumaron a muchos países en esta justa causa y triunfaron. Este es el apoyo que yo pido de ustedes para que mi pueblo sea libre y soberano. Dios siga bendiciendo a ustedes, a sus familias y a América”.
 
Vale la pena repetir que el pensamiento personal, por cuanto pueda considerarse vergonzoso, queda en el ámbito íntimo de cada quien, pero pedir públicamente intervenciones militares contra el propio país sin que esta petición tenga consecuencias jurídicas muy duras, es una muestra más de las exageraciones mediáticas internacionales contra la Revolución cubana y quizás también una evidencia ineluctable de que en Cuba no se apliquen las leyes a la letra, ya que días tras días asistimos a declaraciones como esta por parte de indecentes individuos que gozan de una libertad de expresión que tal vez no encontrarían en ninguna otra parte del mundo.

A la luz de todo eso, se puede entender la increíble labor de manipulación que han cumplido -durante todos esos años- los poderosos medios internacionales para crear el carácter de conciencia de esos 75 contrarrevolucionarios que trabajaban para un país extranjero con el intento de destruir la soberanía del propio, la imagen pacífica de sus esposas, madres e hijas, las llamadas Damas de Blanco, quienes también se han caracterizado en el tiempo con aberrantes afirmaciones y actuaciones, como el respaldo al golpe de estado en Honduras o la celebración del natalicio del terrorista anticubano Jorge Mas Canosa, y la imagen moderna y entrañable de la bloguera Yoani Sánchez que, una vez más, ha sido manchada por la incoherencia de sus propias declaraciones: defensora de las libertades y de los derechos, por un lado, y seguidora del legado de violentos y fanáticos anexionistas, por el otro.

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